viernes, 26 de junio de 2020

Camino hacia la normalidad

El sábado pasado tuvimos la ocasión de disfrutar de una experiencia única, la visita a un lugar lleno de magia y energía: La Fortaleza. Coincidiendo con el solsticio de verano y el cambio hacia la nueva normalidad. No ha sido un día cualquiera. Tampoco un solsticio cualquiera.

Se trata de uno de los yacimientos arqueológicos más notables del Archipiélago y declarado como Bien de Interés Cultural.

Les contamos cómo fue la experiencia.

Todo empieza cuando nos calzamos las playeras de trekking y metemos en nuestras mochilas la botella de agua con algunos frutos secos, ¡y salimos rumbo al punto de encuentro! Una vez allí, nos desplazamos aproximadamente en torno a unos 40 minutos en coche, hacia uno de los yacimientos que nos llevará a las puertas del pasado.

Cuando llegamos al lugar, impacta mucho todo lo que está a su alrededor, una explanada seca, los altos de Amurga, y toda la simbología relacionada históricamente con la resistencia aborigen. Pudimos imaginar tranquilamente como sirvió de refugio a los antiguos canarios y entender porque es uno de los yacimientos más reconocido e importante en la actualidad. 

Lo primero que ves al llegar al lugar, de frente, es La Fortaleza Grande, rodeada de grandes acantilados escarpados durante miles de años por la acción del viento y del agua.

El paseo comienza con el ascenso por una ladera de fácil acceso, como se pude apreciar en el vídeo, hasta llegar al original túnel que atraviesa el Roque y que, a su vez, comunica las dos laderas del poblado aborigen. Una vez en el túnel, nos adentramos en la cueva, donde nos cuentan hazañas de los conquistadores europeos, así como algunos relatos de las historias que se esconden en este lugar mágico. 

Al otro lado del túnel, y para nuestra sorpresa, además de las vistas espectaculares de la zona, descubrimos que La Fortaleza está formada por otros dos roques: La Fortaleza Chica y Titana. Un nuevo misterio ha sido revelado. Créannos, es un verdadero espectáculo poder ver los tres roques y tomar algunas fotos para el recuerdo.   

         
                                La Fortaleza Grande                             La Fortaleza Chica                            Titana

Ya en el exterior del túnel, situados al otro lado, mientras bordeamos el exterior de la cueva podemos apreciar un buen número de cuevas naturales acondicionadas, que nos cuentan, que antaño hacían las funciones de estancias, graneros y cámaras funerarias.


Llegados a este punto de la excursión, nos disponemos a bajar el barranco hasta llegar al otro lado de la ladera, donde nos espera el otro roque, Titana. Este recorrido dura en torno a unos 20 minutos caminando donde disfrutamos de los relieves de la zona. Por el camino, se puede contemplar la infinidad de colores que surgen de las montañas y del cielo, que se mezclan con la naturaleza.          

Nuestra experiencia como espectadores del solsticio de verano ha sido realmente sorprendente y no podemos dejar de recomendar a todo el mundo que la disfrute. No solo porque aprendes curiosidades sobre la antigua población aborigen, sino, además, porque vivirás experiencias únicas a pocos kilómetros de casa, apreciando la belleza del territorio insular.

De una cosa sí estamos seguros: el solsticio de verano en este lugar es mágico para cualquiera que desee acercarse y quiera maravillarse con este fenómeno. Tomen nota de la fecha para el próximo año y no dejen de visitarlo.

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